800 años de Los Amantes de Teruel. ¿Historia o leyenda?
Isabel y Diego quizás no existieron como tales, pero sí dos jóvenes llamados Juan Martínez de Marcilla y la única hija de Pedro Segura, en el Teruel de principios del siglo XIII.
Entre los días 16 y 19 de febrero se conmemora en Teruel el 800 aniversario de una historia de amor que ocurrió en 1217.
Entre los actos destaca la representación teatral de la historia, basada en la obra de Juan Eugenio de Hartzenbusch (1837). Eso sí, en plena calle, con el marco incomparable del casco histórico turolense.
También se recrea toda la sociedad turolense de la Edad Media, desde caballeros a prostitutas, pasando por los famosos Almogávares, y multitud de oficios, en calles, y plazas, con la participación de más de 5000 personas, cuyas vestimentas están basadas en las pinturas de finales del siglo XIII de la techumbre mudéjar de la Catedral de Santa María de Mediavilla.
Entre los actos destaca la representación teatral de la historia, basada en la obra de Juan Eugenio de Hartzenbusch (1837). Eso sí, en plena calle, con el marco incomparable del casco histórico turolense.
También se recrea toda la sociedad turolense de la Edad Media, desde caballeros a prostitutas, pasando por los famosos Almogávares, y multitud de oficios, en calles, y plazas, con la participación de más de 5000 personas, cuyas vestimentas están basadas en las pinturas de finales del siglo XIII de la techumbre mudéjar de la Catedral de Santa María de Mediavilla.
¿Historia o leyenda?
Es
una de las cuestiones más polémicas del Medievo hispánico, ya que a la
tradición oral que dio origen a la leyenda, se le suman las dos momias
encontradas en una capilla de la Iglesia de San Pedro, donde la misma
tradición dice que fueron enterrados.
Actualmente no se puede demostrar que las citadas momias sean los Amantes de Teruel, pero lo que sí parece demostrado, por tres fuentes documentales diferentes de los siglos XV y XVI, es que detrás de la leyenda hay una parte de historia. Dice así:
"Año 1217. Era Juez de Teruel Domingo Celadas. Mejor que hablar de males y guerras, contemos de amores verdaderos.
En Teruel vivía un joven llamado Juan Martínez de Marcilla, de 22 años. Se enamoró de la hija de Pedro Segura, hombre muy rico. Se querían desde niños y se prometieron para casarse algún día. Años más tarde Juan pidió la mano de su hija a Segura, y éste se la negó alegando que no tenía riquezas, como los 30.000 sueldos de la dote de su hija.
El joven pidió un plazo al padre para obtener botín en la guerra, y éste le dio cinco años. Marcilla fue a la guerra contra los moros y ganó más de 100.000 sueldos, pero cumplido el plazo de los cinco años todavía no había vuelto, como prometió. Así que Segura casó a su hija con otro noble muy rico.
En la misma noche de bodas llegó Marcilla a Teruel, y tras conocer la noticia del casamiento de su amada, se escondió en su alcoba para pedirle un último beso.
-Bésame que me muero-, replicó él, pero ella, entre lágrimas y sollozos, se negó por estar ya casada. Juan cayó muerto allí mismo.
Al volver su marido le contó lo sucedido, y decidieron dejar el cuerpo esa noche en la puerta de la casa de los Marcilla, secretamente.
Al día siguiente fue descubierto el cuerpo, y entre gran duelo de toda la población se lo llevaron para enterrarlo en la Iglesia de San Pedro. Allí se despidieron del muerto, pero una mujer joven, tapada con un velo, no se levantaba al darle un beso. Tras quitarle el velo descubrieron a la hija de Segura, muerta también, abrazada al Marcilla, por lo que tras conocer de su marido todo lo sucedido, decidieron enterrarlos juntos".
Juan José Barragán
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